Deshaces mi cuerpo a dos manos. A rastras va mi piel bajo tus uñas. Me dueles a rompe y rasga, tanto que se quiebran los quejidos a colchón partido. Jodemos a tumba abierta y vergüenza cerrada, a coños y vergas multiplicadas, a tardes de mañanas ilimitadas. Jugamos a dos manos y una cara. Y ahora es cuando me miras y nos corremos sobre mis ganas.