domingo, 21 de mayo de 2017

Piel

A veces mi piel no es mi piel. Es la piel de otro cubriendo mi cuerpo. Otra piel haciéndose pasar por mi piel. Tu piel necesitando mi piel. Mi piel imaginando otra piel. Piel ajena siendo propia piel, sin estar.  A veces sólo estoy yo. En soledad. Con esta piel. Cierro las piernas. Cierro los ojos. Ambos muy fuerte. Y un destello. Interno. Me atraviesa. Desde el pubis hasta el cerebro. Explota. En forma de algo sabroso. Relamo. Mi lengua. Y. Entonces. Ya no soy. Mi piel. Soy piel, tan sólo. Alguna otra piel. Que se apodera de mi carne. Para volverme líquida. Muslos abajo. Tan abajo, que en mis tobillos. Podría estar tu lengua. Jugando. A subir. Hasta mi ombligo. Yo líquida cuesta abajo. Tú denso, cuesta arriba. En el ombligo tropezamos los dos. Quizá un poco más abajo. Hoy no me apetece decir coño. Porque lo tengo. Respingón. Líquido. Y tu lengua tan densa. Podría morir si digo coño. Hostias. Quiero morir. Voy a decir coño. ¡ Coño!. Deja ahí tu maldita lengua. ¡ Muéreme!. De piel. Líquida. En tu boca densa. Con mi coño dentro. Haciéndose piedra. Piedra. Que se licua. Para volver. A hacerse. Piedra. En tu boca de piedra. Con tu lengua líquida. Ahora dime polla. Aunque no la vea. Susúrrame... polla. Grítame ¡ polla!. Dame,  polla. Dura, densa, piel. Dámela. Dentro de lo más adentro de mi coño respingón. Y reviéntame la piel que no se ve, hasta que tu polla de piedra, se vuelva líquida. Fóllame, hasta dejarnos, sin coño, sin polla, sin piel.
.

No hay comentarios:

Publicar un comentario